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Castaña. La anunciadora del otoño

Castaña. La anunciadora del otoño

(C.Álvarez, 7 Caníbales, 18/11/22) – Fundamental en algunas economías locales, la castaña –cuya temporada se extiende de octubre a diciembre– es un fruto rico nutricionalmente, pero con la ventaja de su escaso valor calórico.

Uno de los signos inequívocos de la llegada del otoño es la aparición de las castañas en las tiendas de frutas y verduras. Incluso en muchas localidades surgen por las esquinas puestos de castañeros que venden este fruto recién asado. Si bien este es un remedio muy natural y saludable contra el frío, lo cierto es que hasta ahora no se han hecho muy necesarias, aunque el castaño ya haya hecho su labor, y las castañas permanecerán con nosotros más o menos hasta final de Navidad (la temporada va de octubre a finales de diciembre). Cuando la castaña ya está madura y cae del árbol se presenta en una cápsula marrón con forma de erizo de mar y dentro alberga dos o tres frutos (castañas). Presentan una forma más plana en la parte inferior y una base de color marrón. Acaban en pico y su sabor es dulce.

El Magosto
En algunas zonas de España, como es el caso de áreas de Galicia o Castilla y León (especialmente en El Bierzo), la producción de castañas tiene un peso notable en su economía.
España es un gran productor de castañas (de las 500.000 toneladas anuales que se producen en el mundo, 18.000 son españolas)_y aunque tanto la castaña de nuestro país como la de otros territorios es de consumo principalmente europeo, en Estados Unidos o China cada vez son más valoradas y sus mercados se han convertido en destinos importantes para la exportación de la producción europea. Y si en La Rioja, como tierra de vinos, se celebran las fiestas de la Vendimia, en las zonas donde la producción de castañas es importante, se festeja el Magosto con diferentes actos de exaltación de este fruto.

Rica y poco calórica
No son pocos los nutricionistas que consideran a la castaña uno de los frutos secos más saludables porque es rico en hidratos de carbono, pero también muy poco calórico. Las grasas que contiene son polisaturadas lo que convierte a la castaña en un fruto recomendable desde el punto de vista cardiovascular, a lo que se une una notable riqueza vitamínica del grupo B (B1, B2, B3 y B6), además de ser rico en sales minerales: calcio, magnesio y potasio. No menos importante es el valor antioxidante del fruto del castaño.

Con frecuencia, se ha hablado de la difícil digestión de las castañas, aunque los nutricionistas explican que ese efecto puede producirse, únicamente, si se comen crudas, aunque la solución pasa por consumirlas un par de semanas después de haberlas recogido, lo que habrá permitido que su almidón se transforme y se haga más fácilmente digerible, los ácidos tánicos se reduzcan, se liberen esos azúcares y las castañas estén más dulces.

Para su consumo se pueden cocer, pero de esa forma se eliminan algunas de las vitaminas solubles en agua, por lo que la mejor opción de cocinado es el asado. No obstante, la castaña últimamente ha alcanzado una versatilidad en los fogones que le ha llevado a convertirse en el acompañamiento de algunos platos de alta cocina.

Con la castaña se puede elaborar un ‘hummus’ con un toque muy otoñal, o aderezar una ensalada con la castaña asada y troceada a modo de picatoste. Combinan bien con las setas, por lo que pueden asociarse en risottos o revueltos, e incluso en algunas elaboraciones en el wok, junto a verduras.

C.Álvarez, 7 Caníbales, 18/11/22- Castaña. El pregonero que anuncia el otoño

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